Artículo: Dónde acaba el héroe y dónde comienza el villano

Posted by Mundo Cinefilia on miércoles, marzo 17, 2010


A lo largo del cine, la televisión, los comics o la literatura la figura del “héroe” se ha tratado de muy diversas maneras (policías, soldados, superhéroes), pero casi siempre desde un mismo punto de vista, el del propio héroe. Pero, ¿qué le separa del villano? ¿Es tanta la distancia entre uno y otro? ¿Hasta dónde puede llegar el héroe para no cruzar esa línea que divide el “bien” del “mal”? Posiblemente ni siquiera exista dicha línea.




Centrándonos principalmente en aquellos que hemos podido ver en la gran pantalla y dejando un poco de lado los “héroes puros”, es decir, aquellos estrictamente buenos por naturaleza, y por otra parte poco realistas, podríamos decir que todos guardan una similitud común, y es que poseen cualidades o al menos alguna cualidad que los diferencia del resto de la humanidad, que los distancia sutilmente de los demás. No me refiero solo a habilidades sobrehumanas sino también a cualidades físicas o mentales que reflejan o dan a entender que no cualquiera puede serlo. De ahí la fascinación por éstos, que se traduce en forma de admiración, envidia, o en algunos casos odio.


Otro de los aspectos que podríamos destacar es que claramente el fin justifica los medios para el héroe. A priori nos puede resultar dudoso e incluso podemos pensar que es falso, pero si observamos distintos casos, personajes de comics, por ejemplo Spiderman, observamos que el hombre araña, pongamos un caso, para salvar un atraco (el fin) utiliza el daño físico (el medio), pero marca los límites en “la vida humana”, la línea de la que hablábamos antes. El asesinato por tanto estaría más allá de ésta, y por ello vemos a Spiderman como un héroe, más allá del grado de daño físico que pueda causar, algo a lo que por ejemplo las fuerzas del orden, policías y demás, no pueden llegar, en principio, siendo posiblemente lo más parecido a los héroes que existen en la actualidad. Pero luego nos vamos a otro de los casos, nuevamente del mundo del cómic, originalmente por lo menos, El Castigador (The Punisher). Donde Spiderman marcaba los límites Frank Castle los sobrepasa y con creces, asesinando brutalmente a los “malos”, pero sin dejar de ser un héroe. Es decir, el fin justifica los medios para éstos. Por tanto, una de las conclusiones a las que podríamos llegar es que lo que los diferencia de los villanos no son los medios, sino los fines.

Este tema se trata de manera magnífica en el film de Christopher Nolan “El Caballero Oscuro”. En él, el propio Batman se da cuenta de que en ocasiones la distancia que le separa de los villanos es tan corta que él mismo teme tener que llegar a sobrepasarla para lograr un fin “justo”, algo a lo que en cambio no estuvo dispuesto a llegar.

Visto desde el punto de vista de la saga “Star Wars”, encontramos a Anakin Skywalker, Jedi que utiliza las habilidades que le proporciona La Fuerza para combatir a aquellos en contra de la libertad, la democracia, etc. En ningún momento se duda de su heroicidad a pesar de aniquilar a seres de todo tipo. Pero todo cambia cuando varía su finalidad, cuando comienza a liderar El Imperio que somete a los diferentes planetas.

Pero, ¿es solo el fin el que diferencia al villano del héroe? Entonces, ¿por qué simpatizamos con algunos villanos? Pues posiblemente por otro de los aspectos a subrayar: los motivos de tales actos, motivos que nos resultan medianamente justificables o por lo menos tentadores, y es que la ambición es una cualidad, o defecto según se vea, que prácticamente todos poseemos. No suele ocurrir lo mismo por ejemplo con los “villanos puros”, igual que ocurría con los “héroes puros”, es decir, con los estrictamente malvados, como pueden ser los asesinos en serie, que al igual que los antes citados dejaremos aparte.

Posiblemente la antes nombrada “ambición” o ansias de poder diferencia notablemente al villano del héroe, y es que la mayoría de los antagonistas se mueven por ese impulso, pongamos por ejemplo a Lord Voldemort, Sephiroth, Lex Luthor, etc.

Por tanto, como reflexión final podemos decir que la línea que separa al héroe del villano es una línea muy delgada, marcada por los fines por los que ambos actúan, pero que se mueve entre matices a veces marcados por el propio espectador. Lo que sin duda está claro es que cuanto más cerca de la línea marcada se encuentre el personaje, mayor fascinación nos produce, quizás por ser más cercano a la realidad.

Artículo Original de Caminos de Ficción.